Por Oscar Viña Pardo, periodista del Fondo Colombia en Paz
Mabel Isabella Guetio Casso, aprieta fuertemente la mano de su mamá, Jineth Casso Piamba, una lideresa Nassa caldoneña quien trabaja, desde el 2007, por los derechos de las mujeres del Cauca. Su voz ha sido escuchada por mujeres campesinas, afrocolombianas, e indígenas que ven en ella a una defensora de la vida, de las tierras, y por supuesto, de todas las pares en esa reivindicación de derechos, en donde tenemos una deuda histórica como nación.
Isabella, a sus 8 años, habla desde la re-existencia. Sin soltar la mano de su mamá, me mira fijamente y, me cuenta cómo en su casa el cambio comenzó en el momento en que todos entendieron que eran iguales. Su seguridad a esa corta edad me impresiona, la escuela de formación igualitaria, desde el hogar, está dando los frutos que como familia buscan en todo el resguardo de San Lorenzo, al que pertenecen más de 12 mil personas.
Jineth como todos los caldoneños ha sido víctima del conflicto armado. De acuerdo con el informe entregado por la Comisión de la Verdad, en este territorio se registraron entre 1997 y 2014, doscientas cuarenta y ocho incursiones armadas y quinientos hostigamientos, convirtiéndolo en el segundo municipio con más acciones armadas en el país, después de Toribio, a solo dos horas.
Jineth toma la palabra y su hija Isabella solo escucha de manera atenta esas historias que datan de 1986. Sus pobladores tenían que esconderse o desplazarse a otros pueblos, porque estaban en la mira, y los hostigamientos minaban la esperanza de quienes al final no aguantaron más y en tres años, 1996-1998 a través de actos simbólicos, sin un arma, o quizás sí, sus cuerpos, empezaron una resistencia pacífica silenciosa que poco a poco fueron ganando.
Ya eran pocas las edificaciones simbólicas que quedaban de píe, quizás la única que al final se salvaría fue la iglesia, porque la estación de Policía o la escuela de la Madre Laura cayeron pedazo por pedazo. Y por cada sonido estruendoso que se escuchaba en la cabecera, más eran los habitantes que salían a protestar teniendo como única arma de defensa su cuerpo y una bandera blanca, entre ellos estaba Jineth, aún muy joven, pero con ese fuerte amor por su tierra que no la ha abandonado.
Unirse para defender el territorio no fue fácil. Lo primero que hicieron fue tocar las campanas de la iglesia; sacar los parlantes a la calle y subir el volumen a la música, buscando que el sonido de la muerte no tocara más vidas humanas, haciendo que los buenos se unieran en un solo canto, donde la vida era la protagonista central de sus historias.
La resistencia pacífica logró un cese al fuego. Y pasaron varios meses en los que Caldono vivió en paz. Desde entonces el parque central SA´TH TAMA KINE, donde nos encontramos, en esta ocasión ha sido protagonista de una resistencia, pero desde lo cultural.
La importancia de la tradiciones y la pedagogía de la paz
Las tradiciones tienen peso en toda la población indígena, entre ellas la forma de distribución de la tierra, en donde son los hombres los que tienen derecho a esos títulos que heredan.
Esa pedagogía de la paz en la distribución de tierras se convierte en herramienta vital al momento de ser beneficiarios de proyectos sustentados en el pilar 6 de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, PDET, en cuanto a la reactivación económica se refiere.
“La idea es cambiar la manera de pensar y enseñarle a las mujeres, que son tan importantes como los hombres”, dice Casso Piamba, a lo que su hija reafirma con un sí silencioso al asentir con su cabeza. “Somos dadoras de vida en un municipio donde 18 mil de los 34 mil habitantes son mujeres”, recalcó.
El trabajo de Jineth siempre pasa a consulta de los Mayores y Mayoras del resguardo San Lorenzo, porque toda decisión parte del consenso. La escuchan atentamente como lo observamos en dos ocasiones diferentes, se toman su tiempo en las mingas para luego aprobar ese trabajo social en el que todos están de acuerdo y que requiere de paciencia para lograrlo.
Nuevas oportunidades
Con la firma del Acuerdo de Paz en Caldono trabajan ahora en procesos de fortalecimiento cultural, como el bilingüismo, o proyectos productivos, desde las artesanías o la gastronomía.
“Tengo mi fe puesta en la Paz Total. Sueño con que se respete todo lo que se escribió en el Acuerdo de Paz y que se permita en esa letra menuda ver que las tierras son de todos y todas”, agregó.
Jineth toma la mano de su hija, se despide de nosotros, y empieza en ese recorrido, desde el parque central hasta su casa, a contarle a Juanita qué es la paz total, cómo ella puede aportar a su construcción, desde los valores que le ha inculcado en su casa, hasta las conversaciones que debe sostener en la institución educativa, porque si de algo está segura es que la paz se construye entre todos.
Isabella está segura que con su puño y letra firmará las escrituras de su propia parcela, en esa lucha invisible, incesante que construyen las mujeres de Caldono, donde su mamá ha sido el mejor ejemplo tanto para ella como para las mujeres de la región.
Y es que Jineth, a través del proyecto Voces del Territorio, financiado por el Fondo Colombia en Paz, logró que más de 200 mujeres de otras poblaciones del Cauca como Santander de Quilichao, Corinto, Miranda, El Tambo y Morales reconstruyeran sus narrativas, visionaran nuevas opciones para reactivar la economía familiar y regional y aportar al desarrollo del territorio.